Encontramos un viento cojonudo. Trago de agua y de ahí a la cima. En la subida coincidimos con un amigo de Madríd, alguien a quien la distancia me hizo no volver a ver en 8 años. Pero el Pirineo es mágico, fue la cima del Infierno la que me hizo reencontrarme con Luis.
Luego despacito tanteando la bajada.
Y como buenos porrinos nos lo montamos genial. Al llegar a la tienda, bañito en el ibón y tapa de lomo queso. Falto el vino, pero era demasiado.
A la mañana siguiente nos cambiamos al Portalet, allí habíamos quedado con Jorge para atacar el Midi. Se hizo esperar pero apareció la bala roja cargada de ganas de escalar y un fuerte dolor de cabeza.
Ahí lo tenéis, a nuestra espalda la cima del día. La aproximación la hicimos sin problemas, a buen ritmo. La subida al Midi la hicimos a "nuestra marcha", sin seguir el itinerario de las chimeneas y sin ver ninguna reunión para la bajada. Los franceses nos seguían de cerca, a nuestra izquierda y nosotros subimos por donde nos pareció menos complicado.
Y así, en más de 2 horas llegamos a la cima de Midi, con sus 2884 metros, nadie regala nada en esta cima, cansada y técnica.
Aquí tenemos a Gabriel hacindo su rápel.
Otros más.
Una vez abajo, trago de agua en el refugio y la bala roja nos llevó a Escarrilla donde nos esperaba una coca-cola y un bacata de lomo.
Hasta la próxima crónica Montañeros :) !!!.