Después de una dura semana de trabajo en la que Óscar había empalmado 2 semanas consecutivas sin librar ni un día, quedamos en el valle de Benasque para ir calentando en vistas a nuestra aventura a los Alpes en Agosto.
Tenía miedo de no dejar dormir a mi compañero de montaña por mi tos, tuve décimas el Martes y estaba con tratamiento para mi costipado. No pasó nada, la SALEWA es un resort para la montaña, dormimos en la Besurta tras 1 hora de andada de noche.
El día despertaba nublado, ya en la Renclusa, a las 8:00 de la mañana, los portillones no se veían por la espesa niebla.
El tiempo y la falta de un parte preciso nos hace cambiar de planes. En vez de ir a los piés de Maladeta y dormir en el glaciar de Aneto decidimos ir hacia los ibones de Renclusa, camino de la cresta del Alba.
Nos salimos del itinerario hacia el pico del Alba. Terminamos más cerca del Portillón superior, en el glaciar del Alba.
Al final cima, 3051 metros con una trepada bonita.
Paso por nieve sin crampones ni piolet. Ah! y los bastones de Richi en casa.
Vista de la cresta y cima. Al otro lado, Aneto.
Trepando hacia el vértice de la arista.
Frío a 3000 metros, como siempre, ni un gramo de grasa.
Óscar en la cima con la cresta a su espalda y el glaciar.
Descendiendo hacia los Portillones.
Óscar haciendo equilibrios para no caer andando por la cresta.
Oteando cual jabalí en celo.
Y tras una semana organizando un seminario de "la felicidad", tocaba darle un sentido zen y feliz a la escursión. "El buda de Zaragoza".
Estábamos muy cerca del Portillón superior. Era bonito ver a la gente ir hacia Aneto.
No lo veis pero ahí estaban, cientos de personas en Aneto. Preciosas vistas.
La ruta de bajada fue el itinerario de los Portillones, con toda la gente del Aneto.
